Las cruzadas fueron una sucesión de campañas militares iniciadas por caballeros europeos entre 1096 y 1291. Tenían el “visto bueno” del Papado y su misión era la de expulsar a los musulmanes de Jerusalén.-
La Primera Cruzada
Todo comenzó cuando el papa Urbano II, durante el Concilio de Clermont (1095), hizo un llamamiento a la nobleza cristiana para recuperar los Santos Lugares y al deber que tenían con la Santa Sede. Su idea era forjar una coalición europea para combatir a un enemigo común.
Según alguno de los testigos presentes, cuando preguntó si pondrían su espada al servicio de Dios, todos comenzaron a decir Dieu le veut! (“¡Dios lo quiere!”) que a partir de entonces se convertiría en el grito de guerra de los cruzados.
El propio Urbano II ordenó fabricar cientos de cruces con paños rojos que hizo distribuir entre los que se unían a la causa y tras realizar un voto solenme, para que la cosieran a sus capas o ropajes.
Guerreros de la Primera Cruzada
La mayor parte del contingente participante en la Primera Cruzada era francés, muchos creían que Dios había elegido a Francia para la Cruzada. Se acordó que cada señor llevaba su propio ejército desde sus tierras y, cada uno con sus medios, trataran de llegar a Constantinopla antes del final del año 1099 para iniciar en conjunto la ofensiva sobre Tierra Santa.
Los líderes más destacados fueron Godofredo de Bouillon (Duque de la Baja Lorena, entre la Francia y Alemania actual), Bohemundo de Tarento (del sur de Italia, con u ejército normando) y el conde Raimundo IV de Tolosa (sur de la actual Francia y cuya esposa era Elvira Alfónsez, hija ilegítima de Alfonso VI de León ).
Los ejércitos cruzados confluyeron en Constantinopla entre noviembre de 1096 y mayo de 1097. Además se les unió por el camino un pequeño ejército de gente humilde convocado por el fraile Pedro el Ermitaño.
Conquistas de la Primera Cruzada
Hay que saber que, tras muchos combates, esta cruzada finalizó exitosamente para el contingente europeo en 1099. Sus resultados fueron la toma de Nicea (1097), Antioquía (1098) y Jerusalén (1099), creándose el reino de Jerusalén y varios puertos cristianos en la costa asiática.
La Primera Cruzada será la única que logre realmente liberar los Santos Lugares.
¿Hubo españoles* en esta Cruzada? (1096 – 1099)
*El adjetivo gentilicio español aparece escrito en documentos alrededor del año 1100, aparecido como espaignol. En las crónicas medievales se utilizaban para referirse a los habitantes de la antigua Hispania los términos Hispani, Christiani y Gothi. Los peregrinos franceses del Camino de Santiago llamaban españols (espanhols) a los habitantes cristianos de la Península que, como escribe Gonzalo de Berceo, venían a rendir culto al «padrón de españoles».
Manuel de Arias y Broto, en su libro sobre la Corona de Aragón, nos dice que en el año 1096 parten hacia Siria para servir a Godofredo de Bouillón los nobles aragoneses Guillermo de Jordan —conde de Cerdaña— Gerardo conde de Rosellón y Guillermo de Canet junto a varios barones de Cataluña. Según Wenceslao de Linares estos caballeros pasarían a formar parte de la guardia personal del Duque de la Baja Lorena, al mando del caballero castellano Perogonzález el Romero —según Fernández de Navarrete—. Y aunque la mayor parte de los caballeros que acudieron fueron de Navarra, Aragón y Cataluña, los territorios más cercanos a los dominios francos, los castellanos también son mencionados en las crónicas alfonsinas.
AlLfonso X El Sabio, precisamente, en la compilación sobre las guerras de ultramar que ordenó reunir, fue el que nos dejó mejor muestra de esta presencia hispana. Transcribió un diálogo entre un noble llamado Corvalán y su asistente (Amagdelís) en el que el primero le pregunta sobre un grupo de soldados que ve apartados tras el sitio de Antioquía. Lo redacta en el Capítulo CXX de “La gran conquista de ultramar”:
(…) Estonce Corvalan, que estaba en su tienda, cuando vio aquella gente tan desemejada de la otra, preguntó Amagdelís é díjole: -“¿Sabes tú quién son aquellos que están apartados? Nunca vi yo otros tales, ni otra tal gente semejante dellos. Dijo Amagdelís -Señor, bien lo puedes saber que aquellos son los muy buenos caballeros del tiempo viejo que conquirieron á España por el su gran esfuerzo, que mas moros mataron ellos después que nacieron, que vos non trujistes aquí de toda gente, é aunque los otros fuyan del campo, sepas que estos no fuirán por ninguna manera, que conocen que han logrado ya bien sus días ó si les acaesciere, querrán ante aquí morir en servicio de Dios que tornar las cabezas para fuir. Cuando Corvalan esto oyó movió la cabeza (…)
Según unas anotaciones de Wenceslao de Linares, sobre la obra de Jovellanos —y basadas en los textos de Alfonso X— el ejército de los “Caballeros del Tiempo Viejo” pasaba de los 7.000 hombres. Y critica que (ya entonces) fuera un hecho demasiado común el menguar nuestras glorias al no hacer memoria, en ninguna de las historias escritas hasta el siglo XIX, de los españoles que estuvieron en Palestina luchando.
Linares cita a Juan Gomanz (o Gómez), un caballero hispano que cedió su caballo al Rey de Jerusalén, Balduino I, cuando sufrió una emboscada en Damasco. También menciona a un caballero español —del que no da nombre— a quien Licoradin de Soldan, el Señor de Damasco, encomendó a su muerte la guarda de su estado y la tutela de sus hijos, por lo tanto un hispano sería temporalmente el Señor de Damasco.
Hubo también un valeroso castellano llamado Pero González Romero que salvó la vida al Conde de Flandes en los combates sobre Antioquía. Al parecer habían matado a su caballo y el conde había caído al suelo, pero dos caballeros cruzados que había cerca corrieron en su auxilio:
(…) E los primeros dos caballeros que á él llegaron fué el uno dellos de España, que había nombre don Pero González Romero, de que ya dijimos, é el otro era de Francia é llamábanle Drongo de Monte Mirante. í Mas el español que llegó primero dió tan gran golpe á un moro por las espaldas con una lanza que traía á sobremano que sela sacó por los pechos mas de un gran codo, é dió con él muerto en tierra (…)
En los textos de la “Gran conquista de ultramar” se mencionan también muchos más caballeros, aunque no se afirma claramente su procedencia, no obstante los historiadores del siglo XIX que hemos mencionado afirman que lo son, es el caso de don Pedro prior de la Orden del Temple. Otro don Pedro, Prior del Santo Sepulcro y Obispo de Tiro, en cambio sí se dice que era natural de Barcelona:
home bueno é entendido é de buena vida é dicíanle don Pedro é era natural de Barcilona é este fizo muchas buenas obras en la tierra.
No podemos terminar sin dejar sin mencionar a los viajeros que, como Benjamín de Tudela o Don Lucas —el Obispo de Tuy— que aprovecharon para viajar a Oriente y visitar Jerusalén en aquella época. No son muchos los que hemos mencionado, pero sí que nos sirven para hacer memoria.
La Gran Conquista de Ultramar en la Biblioteca Nacional de España
Fuentes:
- “Santos,heroes y satiros”(2007) Fernando Bermúdez Ardila
- Escritos de Adolphe Thiers
- “Historia de las cruzadas: Historia de la primera cruzada” (1831) J. F. Michaud
- La gran conquista de ultramar. Escrito por Alfonso (Castilla, Rey, X.)” (1840) adaptación de Pascual de Gayangos.
- “El Caracter constante, o sea, Cuadro histórico del cèlebre [sic] …” (1848) Manuel de Arias y Broto –
- Revista Europa: periódico quincenal de ciencias …, Volumen 1,Números 1-6 ESTUDIOS ACERCA DE LA HISTORIA LITERARIA DE ESPAÑA EN LA EDAD MEDIA. Enrique Fernández de Navarrete.-
Normandie à la rencontre de son héritage patrimonial par la reconnaissance de ses parlers traditionnels
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